martes, 23 de marzo de 2010

Me sentí tan ligera, tan libre, tan feliz…


    El ejemplo de Heidemarie Schwermer se resume en un gesto: cuando cobró el dinero de los ingresos correspondientes a la publicación de su libro ‘ Mi vida sin dinero’ lo repartió entre mujeres maltratadas, asistentes sociales y diversos colectivos de ayuda. Y es que ella no lo necesitaba.
    Su historia comienza cuando en 1994 crea una sociedad de trueque en Dormund, uno de los primeros de Europa. En él se intercambian tareas, no dinero: si tú sabes cocinar y me haces la comida, yo te arreglo el coche… Éste tipo de transacciones suponen un cambio radical en el sistema de concebir la economía…
Para empezar, tiene un efecto de refuerzo de la personalidad y de la confianza en uno mismo: ofreces lo que sabes hacer, con lo que la alienación que produce el formar parte de un trabajo que no te motiva y que no tiene nada que ver contigo desaparece.
    Al mismo tiempo tiene un efecto absolutamente corrosivo hacia la estructura basada en el poder del dinero-deuda: como es una práctica basada en la confianza mutua y la solidaridad, destroza los convencionalismos bancarios basados en el ‘ tanto tienes, tanto vales’ .
Aquí ésta frase no tendría significado pues como todos sabemos hacer algo, todos somos igual de importantes. De hecho Heidemarie remarca la importancia de la igualdad en los intercambios.
    En 1996 dio un paso más en su compromiso y decidió llevar a cabo su idea de vivir sin dinero. Regaló sus muebles, sus libros, dejó su casa de alquiler: el dinero lo recibieron sus hijos. Y empezó a vivir de acuerdo a los principios de intercambio de tareas: a cambio de cocinar para cinco personas tiene techo, o a cambio de terapias tiene internet o teléfono móvil. Y se considera tremendamente feliz.
   Su postura no es fruto del momento: es la consecuencia de un análisis frío y racional del mundo donde vivimos. Por cierto: para el 2010 se anuncia un documental con su experiencia…
Estas son sus palabras en una entrevista de La Contra de la Vanguardia el 9-4-2002.
¿Cuánto dinero lleva usted encima?
Nada de nada.
¿Ni un solo euro?
¡Mis dedos no han tocado todavía un euro! Vivo sin dinero desde hace ya seis años.
¡Seis años! ¿Y de dónde saca la comida?
Me la dan en un restaurante biológico. A cambio, yo les cocino, les limpio…
¿Y la ropa?
Sé de personas con las que puedo intercambiarla.
Lleva al cuello un collarcito…
Un regalo. Yo también regalo cosas.
¿Como qué?
Mi tiempo, mi ayuda, mi conversación, mis habilidades… O las intercambio por un bono de autobús. El otro día ayudé a unos padres a resolver un conflicto con sus hijos y me regalaron sus pases para la ópera.
¿Entiende usted de niños?
Fui profesora de niños, y lo dejé. Luego fui psicoterapeuta, y lo dejé también.
¿Por qué?
Yo me hice profesora porque quería mejorar el mundo. Pero no avanzaba: el sistema educativo está concebido para alimentar el intelecto de los niños, pero no el corazón.
¿No exagera?
A los niños se les orienta para ser competitivos en algo, y así conseguir un trabajo
y que ganen dinero y más dinero. ¿Eso es todo, señores? ¿Y qué pasa con sus vidas? ¿Lo ve? ¡Todo está enfocado a tener y no a ser!
Y cambió la pedagogía por la psicología.
Sí. Me especialicé en terapia gestáltica y ganaba mucho dinero en mi consulta. Tuve 15 coches sucesivos, una casa llena de cosas… Y tampoco me pareció que así el mundo mejorase mucho…
Y dejó también la psicología.
Lo dejé todo. Fui regalando a vecinos y amigos mis libros, el coche, mis muebles, mis pertenencias… Cuando el salón de casa quedó vacío… ¡me puse a bailar, a bailar..! Me sentí tan ligera, tan libre, tan feliz…
¿Y sus cuentas corrientes?
Mi madre siempre decía: ‘ ¡Cómo me gustaría que me tocase la lotería para regalaros dinero!’ Eso hice yo con mi dinero: lo repartí entre mis hijos y luego cancelé las cuentas.
¿No le han dicho que está loca?
Sí, muchas veces. Pero que conste una cosa: yo no incito a nadie a que haga como yo.
¿Y por qué hace esto?
Empecé a plantearme si realmente necesitamos tantas cosas, y comprar y comprar. Y me convencí de que no, de que son posibles formas de vida que no pasen por el dinero.
El dinero, como símbolo del coste de las cosas, es un invento práctico, comodísimo.
Fue un gran avance, es verdad, muy útil para el intercambio… hasta que se convirtió en un valor en sí mismo, y acumularlo es la meta, y su posesión mide el valor de la gente: ‘ tanto tienes, tanto vales’ . ¡Estoy en contra!
Cuando su casa quedó vacía, ¿qué hizo?
Abandonarla. Unos amigos iban de viaje y me dejaron la suya a cambio de arreglarles el jardín. Ahora duermo en la buhardilla de la oficina de unos amigos. Yo les limpio y me ceden también el uso de un ordenador.
¿No es una vida muy dura?
Al principio lo pasé mal. No quise pedir ayuda a nadie. La soledad… Fue duro. Pero, poco a poco, haciendo trabajos a cambio de cosas, creando una red de trueque…
¿Cómo es eso?
Fundé con otras personas, en Dortmund, un centro de intercambio de ‘ dar y tomar’ : cada uno da lo que tiene y toma lo que necesita. Clases de cocina por clases de idiomas, un par de horas de canguro por un corte de pelo, pintar un piso por arreglar un jardín…
No me imagino viviendo sin un duro…
Pues yo, ahora, ¡soy más rica que nunca! Tengo de todo. Y hago lo que me apetece…
Yo tengo que pagar el cole de los niños.
¡No le pido que haga usted como yo! Pero le sugiero pensar esto: ¿puede prescindir de algunas cosas por las que hoy se afana tanto?
Seguramente sí. Parece usted Jesús diciendo: ‘ Si tienes dos túnicas, regala una’ .
Ja, ja. O lo de ‘ las flores del campo no necesitan vestidos, ni los pájaros casa’ , ¿eh? Sí… ¡yo hasta abandoné la seguridad social!
Imagínese que se pone muy enferma.
¡No imagino eso! Si imaginas algo, induces que suceda… Y si quieres algo, lo logras.Entre mis amigos hay médicos que me cuidarían, y yo les compensaría luego.
No pagará usted impuestos, claro.
No. Como no tengo domicilio fijo, no tengo ni derecho a voto. Soy una ‘ sin techo’ .
Alguien podría decirle: ‘ Es usted una mujer antisocial y una insolidaria’ .
Y me lo han dicho. Que soy una vaga, una aprovechada… ¡Es muy injusto! Mi idea es que pueden hacerse cosas, cooperar y trabajar mucho sin que medie el dinero. Y lo hago. Verme hacerlo da rabia a cierta gente.
Descríbame cómo sería su mundo ideal.
Un mundo de individuos responsables: cada uno toma lo que necesita y da luego lo que puede: ¡todo el mundo tiene algo que ofrecer! Por ejemplo, en esta cafetería yo me tomaría un café y me iría… Se entiende que luego, en otro sitio, yo daría algo, un servicio, un trabajo, una ayuda a otro. ¡Serían menos horas encerrados trabajando en fábricas y habría más relaciones interpersonales! Y se acabarían los abismos entre ricos y pobres.
Primero deberíamos ser todos santos.
Todos debemos mejorarnos a nosotros mismos: esto es muy importante y es viable.
¿Y qué hace con lo que gana con su libro?
Lo he repartido. Y ahora pido que me remuneren lo que escribo con servicios.
¿Aguantará usted así… hasta el final?
Sí, ¡me gusta mi vida! Escribo, hago cada día lo que me apetece: vivo. ¡Soy muy rica!

viernes, 1 de enero de 2010

Todo lo que recuerdo

    Cuando mi padre hablaba conmigo, siempre iniciaba la conversación preguntándome: "¿ya te he dicho hoy cuánto te quiero?"
   - Papá, quiero que después de haberte ido me envíes una señal de que estás bien- le decía yo. Él se reía del absurdo de aquellas palabras: papá no creía en la reencarnación. Tampoco yo estaba seguro de que esa posibilidad existiera.
  Cinco años antes, mi madre había desencarnado, con Alzheimer y, aunque yo tenía hijas ya mayores, me sentía como un niño perdido.
    Un día, mientras estaba tendido en una camilla de masaje, en una habitación oscura y tranquila, esperando mi turno, me invadió una oleada de nostalgia por mi padre. Empecé a preguntarme si habría sido demasiada exigencia pedirle una señal. Advertí que me encontraba en un estado de extremada lucidez. En ese estado excepcional, hubiera sido capaz de sumar mentalmente largas columnas de cifras.
Quise asegurarme de estar despierto y no dormido, y comprobé que estaba tan lejos como es posible de cualquier cosa que tuviera que ver con el sueño. Cada pensamiento que tenía era como una gota de agua que perturbara un estanque inmóvil, y la paz de cada momento transcurrido me maravillaba. 
   De pronto se me apareció el rostro de mi madre; su rostro, tal como había sido antes de la enfermedad. Era tan real y estaba tan próxima que tuve la sensación de que si extendía la mano podría tocarla.
     Parecía que estuviera esperando y no hablaba. Me pregunté cómo podía ser que yo estuviera pensando en mi padre y ella apareciera ante mí.
    - Oh, madre, lamento tanto que hayas tenido que sufrir con aquella terrible enfermedad - expresé.
    Ella inclinó ligeramente la cabeza, como para entender lo que yo había dicho sobre su sufrimiento. Después sonrió, con una hermosa sonrisa, y dijo muy claramente:
   - Lo único que yo recuerdo es el amor.
   Y desapareció.
   Empecé a estremecerme, parecía que la habitación se hubiera enfriado súbitamente, y en mi esencia supe que el amor que damos y que recibimos es lo único que importa y lo único que se recuerda. El sufrimiento desaparece; el amor perdura.

Bobbie Probstein. Extraído del libro “Sopa de pollo para el alma”



lunes, 28 de diciembre de 2009

"Creo en mi madre"

"Es lo más fácil de decir: creo en mi madre. Empecé a creer cuando no era más que un niño. Soñaba con ser médico. Mi madre era empleada doméstica. En su trabajo, observó que la gente de éxito pasaba mucho más tiempo leyendo que mirando televisión.
Decidió que mi hermano y yo sólo podríamos ver dos o tres programas preseleccionados durante la semana. En nuestro tiempo libre, debíamos leer dos libros cada uno, de la Biblioteca Pública de Detroit, y entregarle nuestros comentarios sobre ellos. Ella los marcaba y subrayaba a medida que los revisaba. Años más tarde, comprendí que sus marcas eran un truco. Mi madre era casi analfabeta, sólo había ido a la escuela hasta el tercer grado.
Aunque no teníamos dinero, entre las cubiertas de aquellos libros yo podía ir a cualquier parte, hacer cualquier cosa y ser quien se me ocurriera.
Cuando entré al instituto, yo era un estudiante de primer nivel, pero eso no duró mucho. Quería ropa extravagante. Quería estar con mis colegas.De alumno de clase A,pasé a ser, primero, de clase B y, luego, de clase C, pero no me importaba.Chocábamos los cinco y nos palmeábamos la espalda. Yo era un tipo a la moda.
Una noche, mi madre llegó a casa después de sus varios trabajos y yo me quejé porque no tenía suficientes camisas de tejido italiano. Me dijo: «De acuerdo. Te daré todo el dinero que he ganado esta semana fregando suelos y limpiando baños, y tú comprarás la comida para la casa y pagarás las facturas. Con lo que te quede, podrás comprarte todas las camisas de tejido italiano que quieras».El acuerdo me pareció estupendo pero, una vez distribuido el dinero, no me quedó nada. Comprendí que mi madre tenía que ser un genio de las finanzas para mantener un techo sobre nuestras cabezas y comida de toda clase en la mesa, además de comprar ropa. También comprendí que la gratificación inmediata no me iba a llevar a ninguna parte. El éxito requería preparación intelectual. Volví a estudiar y a ser un estudiante de primera clase, y finalmente cumplí mi sueño de ser médico.
A lo largo de los años, encontré inspiración en la firme fe en Dios de mi madre, especialmente cuando tuve que realizar intervenciones quirúrgicas extremadamente difíciles o cuando me enfrenté a mi propio miedo clínico.
Siendo aún joven, descubrí que padecía una forma muy agresiva de cáncer de próstata; me dijeron que podía haberse extendido a la columna vertebral. Mi madre se reafirmó en su fe en Dios. Nunca se preocupó. Decía que Dios aún no había terminado conmigo; aquél no podía ser de ningún modo un problema grave. La patología de mi columna resultó ser benigna; me operaron y me curé.
Mi historia es, en realidad, la historia de mi madre, una mujer con escasa educación formal y aún menos bienes mundanos, que utilizó su posición parental para cambiar las vidas de mucha gente en todo el planeta."
Relato de Benjamin Carson, recogido en el libro "Lo que mueve mi vida"
El doctor Benjamin Carson es director de neurocirugía pediátrica en el Centro Infantil de Johns Hopkins.La beca del fondo Carson ha ayudado a alrededor de 1700 estudiantes de instituto.

lunes, 21 de diciembre de 2009

"Mi conciencia no me permitía seguir participando..."


Thomas Dart se ha enfrentado a los bancos y se ha convertido en un héroe en EE UU, una especie de nuevo Robin Hood.
El sheriff llamó a la puerta. Le abrió un hombre joven, de treinta y tantos años, con un bebé de seis meses en pañales en cada brazo. Agarrado a su pierna, se aferraba otro hijo de cinco años. Unos pasos más atrás, habían acudido a la inesperada llamada a la puerta un cuarto hijo de 11 años y la esposa y madre de los anteriores. Tenían el tiempo justo para recoger sus pertenencias y salir de la casa. Eso era lo que el sheriff había ido a decirles. Eso era lo que el sheriff debía hacer: ejecutar el desahucio. Pero el sheriff dijo no. Se acabó."Es gente inocente. Mi conciencia no me permitía seguir participando en algo tan injusto"
El sheriff Thomas Dart, del condado de Cook, en Illinois (Estados Unidos), se negó a llevar a cabo más desahucios de "inocentes" a los que el banco no había notificado con tiempo o a quienes, sencillamente, el casero engañaba y, mientras no pagaba su préstamo, seguía cobrando la renta del inquilino, que ahora sufría las culpas ajenas.
Dart desafió a los tribunales y enfadó a los banqueros, que le acusaron de no hacer su trabajo y le amenazaron con llevarle ante un juez. Pero el sheriff insistió en su declarada moratoria y sobre su mesa comenzaron a amontonarse los cientos de desahucios que la ley exigía ejecutar. "Nadie puede hacerse una idea de lo sorprendida que se queda una familia cuando una noche cualquiera está en su sala de estar y de repente llaman a la puerta; creen que es un vecino, pero se encuentran conmigo y seis tipos de uniforme negro que les notifican que tienen que dejar su casa", explicó Dart a los medios de comunicación, a los que les faltó tiempo para calificarle como un moderno Robin Hood que ayudaba a los más desfavorecidos.
Su actuación ha provocado que la revista Time le incluya en su lista de las 100 personas más influyentes del año pasado.Cuentan en Time que cuando le llamaron para notificarle el nombramiento hace unos días, Dart, de 46 años, estaba en casa cuidando de sus cuatro hijos y su mujer, en cama, de baja médica, haciendo reposo por el embarazo de su quinto hijo.
Dice el 'sheriff' Dart que cada día se hizo más difícil cumplir con su trabajo. Familias con todas sus pertenencias en medio de la calle."Gente inocente", subraya Dart.Gente cuyo alquiler se comía casi todo su salario, mientras el propietario del inmueble hacía meses que no pagaba la hipoteca.También gente que, por la crisis, era incapaz de hacer frente a las deudas y a la que no se le concedía ni un mínimo plazo para adaptarse a la nueva situación. "Decidimos que no íbamos a seguir formando parte de algo tan injusto", insiste Dart.
Le escucharon. Bien porque los medios de comunicación han estado haciendo mucho ruido, bien porque alguien consideró que era lo que había que hacer. Los tribunales estuvieron de acuerdo en diseñar un plan que diera a los ocupantes de las casas susceptibles de desahucios un tiempo razonable para que pudieran buscar un alojamiento decente.
"Los desahucios se hicieron conocidos porque de repente llegaron en aluvión. Hasta ese momento siempre habían sido un problema de otro", explica. "Pero de la noche a la mañana se convirtieron en un problema de todos y en todo el país".
Dart testificó el pasado noviembre ante el Congreso de Estados Unidos dentro de unas comparecencias que trataban de arrojar luz sobre la crisis económica. Su intención, según sus palabras, era "poner cara al conflicto".
"No veo la vida de esa manera. Lo importante para mí es poder hacer algo que cambie las cosas, esté donde esté. Soy feliz con lo que hago ahora".
Sea evitar desahucios injustos o denunciar casos de prostitución, el sheriff Dart no baja la guardia. "Nos impactó ver cómo un espacio como la web Craiglist, que llega a tanta gente educada e informada, se usaba para un fin tan terrible como el abuso de mujeres". El caso contra Craiglist está en los tribunales. Mientras tanto, Dart ha lanzado un "equipo de intervención" que ofrece consejo, asistencia financiera y cobijo a las prostitutas para que puedan romper la espiral que las mantiene en las calles.
Como él mismo dice, la oficina del sheriff estaba siendo infrautilizada. Eso ya no sucede. Al menos en el condado de Cook.
Reportaje de El país semanal 31/05/09
"Un somero análisis marxista de la situación habría bastado para demostrar que la situación no era lógica.Marxista de Groucho Marx, por supuesto. Llegaba un cliente al banco, pedía dinero, y el banco le ofrecía el 15% más de lo que pedía."Buenas tardes, quería algo de dinero. Claro, ¿cuánto necesita?Quería cien para una casa. Perfecto, le daremos 115, para la casa, la reforma y un coche.¡Y también dos huevos duros!"
Artículo de Toni Martínez en El país semanal 31/05/09

domingo, 13 de diciembre de 2009

Bolsos ecológicos y comercio justo



Hace años, en Filipinas, un grupo de mujeres formó una cooperativa para limpiar la basura que inundaba las calles de su barrio. En vista de la cantidad de residuos recogidos, decidieron darles un uso y vieron la posibilidad de convertir los tetrabricks en material para fabricar bolsos y complementos. Al comprar una de estas piezas únicas, contribuimos a preservar el medio ambiente y ayudamos al desarrollo de una comunidad. Se pueden adquirir en www.bebesecologicos.com

jueves, 3 de diciembre de 2009

"Creo en las pequeñas cosas hechas con amor"




Entrevista con Mabel Sánchez
Presidenta de la Fundación Audiovisual para la Normalización Social (FANS)
Cuando nació su tercera hija, Mabel hizo todo lo posible por saber mucho acerca de la discapacidad de Carmen: "Me compré toda la literatura que había, pero descubrí que en ella sólo te contaban lo malo y sentía que eso no era real" "Toda la información que leí sobre síndrome de Down era negativa.
Yo necesitaba contar que eso no es así"

¿Considera que la imagen visual que se ofrece de los colectivos de discapacitados no es la correcta?
A parte de no ser la correcta, no es la real. Quiero decir que cuando no tienes contacto con el mundo de la discapacidad lo ves como algo donde todo tiene que ser gris y triste. No hay alegrías, todo son penas y eso no es real. Hay gente discapacitada que es alegre. Entonces, vamos a intentar cambiar la imagen existente e intentar ponerlos un poco de moda. En el mejor sentido de la palabra.
Además de esta idea institucionalizadora de Fans ¿qué proyectos concretos acometerán antes de acabar el presente año?
Estamos trabajando en muchos campos. Acabamos de nacer y, paso a paso, asesoraremos a los profesionales de los medios de comunicación en la manera correcta de enfocar la discapacidad en su labor informativa. Es imposible ser un experto en todos los temas y, a veces, la forma de informar sobre discapacidad no es la más idónea. Hacemos un llamamiento a nuestros compañeros de profesión para que se dejen asesorar cuando deban informar sobre temas de discapacidad. Nuestras puertas están abiertas. Para los discapacitados realizamos material audiovisual informativo sobre todo aquello que les pueda ser de utilidad.
¿Establecerán colaboración con otras entidades que trabajan con minusvalías?
Por supuesto. Estamos a disposición de todas las entidades que requieran nuestros servicios. Es labor de todos y el fin común es lograr una mejora para toda la gente que está no ya marginada, sino olvidada. Queremos que los discapacitados accedan al mundo de la comunicación en igualdad de condiciones con las demás personas. Abrirles las puertas de todos los medios, la televisión, la músicaŠ evitando su participación en determinados programas de radio o televisión por el mero hecho de serlo, para que dén su versión como personaje tipo. La cuestión es que sean noticia porque pase cualquier otra cosa en sus vidas y no por ser discapacitados. Que no se queden al margen o les incluyan, sino que sean uno más, ciudadanos cualquieras con todos sus derechos. En todos los ámbitos, no sólo en el de la discapacidad. Primero son personas y luego discapacitados.
Al no ser conscientes de las limitaciones que padecen los discapacitados e ignorar sus derechos como ciudadanos ¿está la sociedad maltratando a estas personas?
En cuanto a lo que a nosotros nos interesa, que son los medios de comunicación y, especialmente, la televisión, vemos que cualquier programa de gran audiencia requiere algún tipo de morbo. Si incluyen a discapacitados, va a ser siempre relacionado con historias para provocar el llanto del público. Un discapacitado que se enamora de otro discapacitado, lo mal que lo pasan, las limitacionesŠ No se trata de eso, se trata de hacer una información en la que los discapacitados aparezcan como personas. Si se habla de amor, de empresa, de deportes, de lo que sea, que aparezca gente discapacitada sin necesidad de decir ¿y tú como te quedaste inválido? Se trata de que cuenten cómo son y de que cuenten cualquier otra historia.
Entonces, ¿está en contra de los programas específicos de discapacitados?
No. El problema no es lo que cuentan, sino cómo lo cuentan. La historia puede ser válida si es interesante, pero hay que contarla bien. Eso es lo que queremos cambiar, ahondar más, con optimismo, en las historias de las personas. Tratar las cosas de esa manera implica estar pendiente de lo que se está haciendo

Armonía en la música y en las relaciones



Seeking Harmony,
And More Than One Type
Daniel Barenboim y Edward Said
(Compartieron Premio Príncipe de Asturias a la Concordia en 2002)
El director de orquesta Daniel Barenboim dirige la Fundación Barenboim-Said que mantiene una orquesta formada por músicos árabes, judíos y españoles.
"Nuestra orquesta es como una pequeña república independiente en la que estos niños han comprendido que el conflicto no tiene resolución militar, sino que hay que oír al prójimo'.'Hay que tener coraje -dijo- para aceptar el relato del otro, o al menos para entenderlo y es ésta la máxima responsabilidad de Israel'.La música sirve como instrumento integrador porque 'no dice nada y lo dice todo, y tiene la ventaja de que las asociaciones (que a ella se hacen) son individuales y colectivas en cada uno', destacó. Agregó que 'la música te obliga a expresarte a ti mismo y a escuchar lo que toca tu vecino; es como un diálogo en el que se pueden hablar al mismo tiempo, tiene un valor existencial, que perdura en el tiempo' y al final 'todos somos iguales ante la música'. La Fundación Barenboim-Said se constituyó en Pilas (Sevilla) el 27 de julio de 2004,tras materializarse una idea de Barenboim y el escritor palestino Edward Said para que músicos judíos y árabes se reunieran en un taller -el West Eastern Divan- para estrechar lazos a través de la música. El taller está formado por 92 músicos procedentes de diversos países árabes de Oriente Próximo como Siria, Líbano, Jordania y Egipto, y de Israel, así como por miembros de la Orquesta Joven de Andalucía.
Edward Said (1935-2003) fue un activista palestino, crítico político y teórico literario. Fue autor y columnista de fama mundial y miembro del Consejo Nacional Palestino (1977-1991). Según el periódico de la Universidad de Columbia de Nueva York, fue "uno de los académicos más influyentes del mundo”. En 2002 se le concedió el premio Príncipe de Asturias de la Concordia junto a Daniel Barenboim por su labor en la Orquesta West-Eastern Divan. La Fundación Barenboim-Said desarrolla desde 2004 un proyecto de Educación Musical en Palestina.